miércoles, 21 de septiembre de 2011




La noche de ayer fue perfecta. Denis Martínez se mostró tal cual es, sencillo, muy humano y con un valor enorme a lo que significa su esposa en su vida, Luz Marina, a quien le acreditó en toda la presentación del libro Bravo Denis, incluso con voz quebrantada, que le debe todo sus éxitos deportivos.
Con el libro Bravo Denis, Edgar Tijerino atrapa esa figura que desde su sacrificio y empeño por transformarse en ese enorme atleta que fue más de 20 años en Grandes Ligas, engrandece más su labor con todo el sacrificio que emprende junto a su invaluable familia.
“Yo le debo todo a esta mujer, sin ella no podría hacer nada. Con ella supe cómo enfrentar todas las dificultades. Siempre me pongo así, - con voz quebrantada- cuando hablo de estas cosas, pero no me avergüenza hacerlo, no me molesta porque ella ha sido mi soporte, padre y madre para mis hijos”, dijo Denis refiriéndose a Luz Marina.
Ese hombre grande por su sencillez y amor a los suyos, es el que atrapa con su estilo inconfundible su eterno amigo, pero a la vez, el mejor periodista deportivo del país. “Gracias a Dios le doy que crecí como atleta en el mismo tiempo que estuvimos tres grandes. Alexis, Edgar y yo”.

domingo, 18 de septiembre de 2011


                                         Floyd Mayweather  recibiendo el cabezazo de Ortiz




¿POR QUÉ TERMINO ASÍ LA PELEA DE MAYWEATHER Y ORTIZ?

Por José Abraham Guevara Chamorro.

La impotencia de abrumar en una ofensiva a Floyd Mayweather jr, llevó a Ortiz a entrar en el campo de la desesperación, utilizando la cabeza de por medio, perdiendo precisamente la testa y su camino rápido a la derrota que buscó, en una relampagueante acción ante un despistado Joe Cortes, Mayweather lo fulmino, y fue precisamente el despistado Cortes quien se encargó de certificar la victoria de Floyd, realizando el conteo final para el Nocáut a Ortiz. Cortes debería referir peleas de Mastodontes, para que pueda estar a la par de ellos en lentitud.



miércoles, 7 de septiembre de 2011

FOTOS DE EDGAR TIJERINO MANTILLA







Tijerino celebra 40 años de excelencia

Nacionales





Imagen
ISIDRO HERNÁNDEZ / END



En una fiesta sorpresa organizada por su esposa, Auxiliadora Mercado, Edgar Tijerino Mantilla celebró con amigos, patrocinadores y colegas sus 40 años de carrera en el periodismo deportivo. Por su estilo, capacidad y labor incansable, en esta área se ha convertido en el icono de la crónica deportiva en todos sus ámbitos. El ex big leaguer, Denis Martínez no podía faltar en esta celebración, y disfrutó como muchos del momento inolvidable que vivió el maestro del periodismo deportivo.

martes, 6 de septiembre de 2011

Por Abraham Guevara Chamorro.

                                                    Foto de Edgar Tijerino Mantilla.


                                                         Edgar junto a Gary Kasparov



Edgar Alberto Tijerino Mantilla, simplemente la mente más brillante de la crónica deportiva de Nicaragua, es por muchos pasos, el mejor periodista de la crónica deportiva en todos los siglos en Nicaragua, le toco vivir los momentos históricos del deporte, no solo en Nicaragua, sino más allende de nuestra fronteras, coincidió con el inicio en su trabajo periodístico, con el comienzo del gran Alexis Arguello, tricampeon mundial de boxeo profesional, así como la carrera de Dennis Martinez primer Nicaragüense en jugar en las grandes ligas del béisbol, los Nicaragüense desde la época de los años de 1970 hasta nuestros días, han gozado de la fina crónica de este polifacético hombre de letras periodísticas, su prosa ha sido destacada por escritores de renombre como Sergio Ramirez Mercado, así como cronistas de gran prestigio de México como Ernesto Castellanos. Chu García de Puerto Rico, por mencionar algunos, es de señalar que sus lectores, y oyentes le deben a este destacado periodista, el haber elevado sus niveles de conocimientos literarios, de obtener un bagaje de palabras, enriqueciendo sus vocabularios.

A Edgar le toco ser el cronista del ascenso de Alexis Arguello al pináculo del boxeo mundial, sus defensas de campeón, sus épicas batallas como las de Pryor, la llegada de Dennis Martines a la pelota de las Grandes Ligas y su trayectoria destacada durante 23 años, incluyendo su juego perfecto. en lineas general, Edgar ha cubierto y escrito para el pueblo de Nicaragua durante más de 40 años, Juegos Olímpicos, Mundiales de Fútbol, Campeonatos Mundiales de Boxeo, Series de béisbol del Caribe, innumerables juegos y series Mundiales de grandes Ligas, Juegos Panamericanos, este hombre importante del periodismo Nicaragüense, ha sido versátil en muchos campos del deporte mundial, incluyendo Tenis de campo, ajedres etc.

Edgard Tijerino Mantilla
Nació en Managua el 17 de febrero de 1944

Estudió bachillerato en el Instituto Ramírez Goyena y cursó dos años de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional de Nicaragua.

Se inició como cronista deportivo en el diario La Prensa en 1970, trabajando mas adelante en Radio Corporación y el Canal 2.

Ha sido Jefe de Deportes de La Prensa, El Nuevo Diario y Barricada

Trabajó en el Canal 6 en la década de los 80, y regresó en 1995 al Canal 2.

Es fundador y director del programa deportivo Doble Play que se inició en La Voz de Nicaragua en 1981 y se transmite ahora en Radio La Primerísima.

Es autor de tres libros de deportes: El Mundial Nica, 1973; El Flaco Explosivo, sobre Alexis Arguello, publicado en 1975; Doble Play, crónicas seleccionadas por Editorial Vanguardia en 1986.

Actualmente, es presentador y entrevistador en el programa de entretenimiento LA TERTULIA que se transmite los domingos en el Canal 2 desde hace cuatro años, y redactor deportivo del diario La Prensa.

Ha trabajado periodisticamente en más de un centenar de peleas de Campeonatos Mundiales, cinco Juegos Olimpicos, siete Juegos Panamericanos; siete Centroamericanos y del Caribe, cubriendo además juegos de Grandes Ligas desde 1976.

Vidas paralelas
Guillermo Rothschuh Villanueva | Opinión

Después de leer El ídolo no muere uno comprueba las similitudes existentes entre el discurrir profesional de Edgard Tijerino y el ascenso a la fama de Alexis Argüello. Los dos entran a la historia por la puerta grande del deporte. Ambos se abren paso contra la adversidad; los dos forjan su prestigio a base de tenacidad y constancia. Tijerino dando nuevos bríos a la crónica deportiva y Argüello, conquistando para Nicaragua el primer título mundial de boxeo. Dos pioneros enlazan sus vidas, las que discurrirán de manera paralela a lo largo de los años, inaugurando una nueva etapa deportiva en Nicaragua.

Los dos empinándose a la fama, proyectándose a niveles insospechados, en una carrera meteórica, donde los resultados obedecen a su obstinación y ansias de triunfos. Tijerino sale del barrio El Caimito para consagrarse como el mejor cronista deportivo del país y Argüello del barrio Monseñor Lezcano, para convertirse en gloria y orgullo de Nicaragua. Los dos se hermanan en sus luchas por salir adelante en una sociedad llena de impedimentos y barreras para gente de su estirpe. Sus vidas desprenden olor a pueblo. Ninguna crónica de Edgard me ha impresionado tanto, por su calor humano, cómo la vez que desanduvo las calles infernales por donde transitaba Rubén Olivares, El Púas, hijo legítimo de Tepito, el mismo barrio que vio crecer y acrecentar el prestigio del legendario Raúl Ratón Macías.

El itinerario delineado sobre Alexis en El ídolo no muere, me recuerda la forma en que Edgard tejió su destino, con la certeza absoluta de que saldría adelante. Embriagado por la pasión y el deseo de escribir como un poseso, sin importarle la paga, ajeno a toda pretensión vacua, Edgard empezó por hacerse de un estilo peculiar y una prosa fluida y granítica. Su versatilidad y el torrente inagotable de su escritura, parte en dos la historia de la crónica deportiva nacional. Todos repetirán ahora, antes y después de Edgard Tijerino. Como Alexis, Edgard se ciñó el cetro en solo el despegue de su carrera periodística en 1970 y en su territorio desde entonces nadie le hace sombra. Los dos continúan en la cúspide, desafiando tempestades; haciendo sentir Alexis la ferocidad de sus puños y Edgard desbordando todos los espacios, yendo por la mañana a la radio; metido de lleno por las noches, a escribir sus crónicas magistrales para el periódico.

Edgard se encarga de contarnos la forma en que Alexis trazó la ruta que lo conduciría a la cima; igual hizo él para situarse en el escalón más alto de la crónica deportiva, sacando horas al sueño, escribiendo y leyendo, no sólo sobre cuestiones deportivas, también sobre una multiplicidad de temas, poniendo a prueba su carisma y la forma prodigiosa con que ha asimilado sus grandes lecturas. Entre los desvelos de Arguello y los desvelos de Tijerino, no existe ninguna diferencia. Los dos lo hacen porque están conscientes que sin disciplina el mayor talento se pierde. Alexis se consagró al boxeo, Edgard ha dedicado toda su vida a escribir como un endemoniado. Cronista a toda prueba, nada le entusiasma tanto como su vocación de escritor.

Los grandes de la literatura afirman que el estilo es el hombre. Alexis sabía medir distancias y colocar sus puños con precisión de relojero; más que un estilo preciosista, sus jabs anunciaban al ángel exterminador catapultándose a la fama. Edgard forjó en la fragua de Vulcano, sobre hierro candente, un estilo inconfundible, hiriente como un cuchillo, avasallador, incontenible. Las huellas de sus trazos son inconfundibles. Apasionado, blasfema contra Dios y contra los hombres, para provocar complicidades, reacciones insospechadas. Así Alexis congrega a su rebaño, luego de cumplir limpiamente su faena. Contagian y emocionan porque con sus puños y pluma, tocan el corazón de millares de seguidores. Los sienten suyos, porque en verdad lo son.

Alexis sabe que el guerrero no conoce el reposo, llena de aire sus pulmones y funda un gimnasio de boxeo en San Judas, un barrio periférico repleto de pobres; quiere que los jóvenes de las barriadas traduzcan sus sueños ciñéndose nuevas coronas sobre sus cabezas. Edgard sin pretenderlo funda su propia escuela. A falta de estudios especializados en nuestras universidades, las nuevas generaciones han encontrado inspiración y aliento en su manera de escribir, en su prodigiosa sabiduría. Como pocos boxeadores en el mundo, Alexis comenzó a sumar estrellas para el empobrecido firmamento nacional; Edgard rompe estereotipos y desde las páginas de La Prensa, Barricada y El Nuevo Diario, escribe sobre beisbol, boxeo, futbol, tenis, en un alarde asombroso de conocimientos, pocas veces visto en la crónica deportiva mundial. En la radio, congrega a su feligresía en Doble Play, para comprobar halagada, la soltura con que salta de un tema a otro, con la misma destreza y solidez con que Alexis estrellaba sobre el rostro de sus adversarios sus temibles derechazos.

Con una enorme delectación, Edgard demuestra en El ídolo no muere, que tan fieros como los puños de Alexis, su pluma. La cadencia y el ritmo de su escritura, la contundencia de sus argumentos y la solidez de sus planteamientos, armonizan con la bravura de los puños de Alexis. Como uno comprueba en los capítulos más estrujantes de esta obra, Alexis tuvo la osadía de enmudecer a México con la derrota de Rubén Olivares; la forma en que tumbó a Leonel Escalera, dejó perplejo a Puerto Rico y cuando demolió a Jim Watt, para ganar su tercera corona, la fanaticada mundial se levantó de sus sillas para rendir el más grande tributo al nicaragüense, que escribió sus gestas a base de trompadas y una humildad sin límites. Nicaragua entera lo acogió como un héroe. Su rastro ilumina el horizonte de los noveles boxeadores. Todos quieren parecerse a Alexis. El uno parte en dos la historia del boxeo y el otro la historia de la crónica deportiva nacional.

Todo nicaragüense deportista o no, que aspire conocer los detalles más íntimos de Alexis Argüello; cada una de sus peleas; la manera en que aprecia las enseñanzas que le brindaron cada uno de sus entrenadores; sus distintos matrimonios; el amor entrañable que tuvo por Nicaragua; su paso turbulento por la política; sus batallas contra la adicción; los resquicios más profundos de su vida, tiene que leer El ídolo no muere, la segunda y más completa entrega que ha hecho Edgard Tijerino sobre las virtudes pugilísticas de Alexis Argüello. La primera vez que lo retrató de cuerpo entero, fue hace treinta y cinco años (1975), cuando publicó El flaco explosivo. Siguió su derrotero como los Reyes Magos fijaron su mirada sobre la estrella de Belén, para llegar hasta el pesebre y festejar el nacimiento del Niño Jesús.


Alexis tuvo el privilegio de haberse encontrado con Tijerino en el momento indicado. Desde que comenzó a remontar las alturas el 7 de septiembre de 1970, derrotando al costarricense Marcelino Beckles, hasta el 1 de julio de 2009, cuando bajó a la tumba consagrado por un pueblo que lloró su muerte como lloran los pueblos a sus héroes. Edgard se encargó de acompañarlo en toda su trayectoria boxística, para dar fe y testimoniar el afecto que guarda por el ídolo nacional, en una obra laudatoria, escrita en su plena madurez profesional y con una fuerza arrebatadora. Si Salomón de la Selva inmortalizó al indio guatemalteco Mateo Flores, Edgard Tijerino ha cantado mejor que nadie las glorias del ídolo deportivo más grande que ha tenido Nicaragua. Una leyenda en el cuadrilátero, cuyas hazañas Nicaragua entera admira, acrecentando su prestigio con el paso del tiempo. Alexis trascendió banderas y mezquindades para instalarse en el corazón de los nicaragüenses.

Como demuestra Tijerino, Alexis se convirtió en un mito y los mitos forman parte de la leyenda; es cuando los pueblos reescriben su paso por la vida; narran a las nuevas generaciones sus proezas, haciéndolas y rehaciéndolas a su antojo, con el propósito que su imagen perdure hasta la consumación de los siglos. Este Alexis y no otro, es el que vemos resplandecer en nuestra memoria, bajo el fulgor de la pluma acerada de Edgar Tijerino.